viernes, 4 de noviembre de 2011

Actividad 4- Resúmenes de las lecturas de Paulo Freire e Iván Illich.

Paulo Freire, Pedagogía del oprimido.

Paulo Freire, escribió su libro Pedagogía del oprimido (1970) durante su exilio en Chile, en este libro nos presenta un plan para la liberación auténtica del hombre, sea opresor u oprimido. Además, critica el sistema tradicional de la educación( lo que él llama “ la educación bancaria”) y presenta una nueva pedagogía donde los educadores y los educandos trabajan juntos para desarrollar una visión crítica del mundo en el que viven.

En el primer capítulo, Paulo Freire sugiere que el hombre es un ser “inconcluso” y que la deshumanización que existe en el mundo es distorsión de la vocación del hombre de SER MÁS. Esta distorsión conduce a los oprimidos a luchar contra quien los minimizó. Pero esta lucha solo tiene sentido cuando los oprimidos no se transforman en opresores de sus opresores,  sino en restauradores de la humanidad de ambos. El oprimido tiene que liberarse psicológicamente para no convertirse en opresos porque ellos tienden a identificarse con su contrario. Este hombre nuevo será capaz de superar la dinámica opresor-oprimido y crear una sociedad donde el bienestar de su gente no está basado en la explotación de algunos hombres por otros.
Freire afirma fuertemente la relación entre la solidaridad y la liberación, y que los oprimidos tienen que ser agentes activos en el proceso de liberarse. El opresor sólo se solidariza con los oprimidos cuando su gesto deja de ser un gesto ingenuo y sentimental de carácter individual, y pasa a ser un acto de amor hacia los oprimidos.
Los trabajos educativos buscan que el oprimido tome conciencia de su situación de opresión y se comprometa con su transformación.
A los opresores les resulta difícil la caída de su posición de poder, ya que ser, para ellos, es equivalente a tener y tener como clase poseedora. Además, Freire sugiere que las innovaciones científicas y tecnológicas sirven para mantener el orden opresor, con el cual manipulan y aplastan.
Los oprimidos se caracterizan por la autodesvalorización de sí mismos. Para invertir este proceso de autodesvalorización y no hospedar el opresor dentro de sí mismo, el oprimido tiene que ver la vulnerabilidad del opresor. Sólo cuando los oprimidos descubren nítidamente al opresor, y se comprometen en la lucha organizada por su liberación, empiezan a creer en sí mismos, superando así su complicidad con el régimen opresor.

En el segundo capítulo, Freire señala los fallos que existen en el sistema tradicional de educación y como favorece a los opresores.  Como dueño exclusivo de la información que será transmitida, el educador siempre va a ser él que sabe, y los educandos serán siempre los que no saben. Freire opina que la educación debe superar esta dinámica, para que los educadores y los educandos se compartan el rol del otro.
La educación bancaria favorece a los opresores que estarán más tranquilos cuanto mas adecuados sean los hombres al mundo y más preocupados cuanto más cuestionen los hombres el mundo. Es decir, para ellos pensar auténticamente es peligroso, por lo que se encargan de dificultar al máximo el pensamiento auténtico.
En la nueva dinámica propuesta por Freire, los educandos son agentes activos en el proceso educativo y, al superar sus estados pasivos, ya no son herramientas que sirven a los opresores. Los educandos en vez de ser dóciles receptores de la información, se transforman ahora en investigadores críticos en diálogo con el educador, quien a su vez es también un investigador crítico. En las últimas páginas del segundo capítulo, Freire enfatiza que esta transformación educativa no tiene sentido si los oprimidos quieren meramente asumir el puesto ocupado previamente por sus dominadores. Para finalizar añade que esta búsqueda de ser más debe realizarse en comunión, ya que si se realiza a través del individualismo conduce al egoísmo, una forma de tener menos.

En el tercer capítulo, Freire presenta lo que debe ser el trabajo del educador en esta nueva pedagogía del oprimido. Freire empieza con el concepto de que la existencia humana significa una transformación del mundo y que participar en esta transformación es derecho de todos los hombres. Para llevar a cabo esta transformación se necesita un diálogo entre los  hombres y Freire escribe los requisitos para realizar este diálogo: el amor, la humildad, la confianza y la esperanza y por último, un pensar verdadero. Freire añade que  nuestro papel no es hablar al pueblo sobre nuestra visión del mundo, o intentar imponerla a él, sino dialogar con él sobre su visión y la nuestra.
Al hablar de los temas que sirvan para generar un diálogo verdadero, Freire habla primero sobre las situaciones límites, que es el margen real donde empiezan todas las posibilidades; la frontera entre el ser y el ser más. El ambiente de esperanza y confianza creado por el líder y el pueblo conduce a los hombres a empeñarse en la superación de estas situaciones y surgirán nuevas que provoquen otros actos límites de los hombres. Solamente se consigue superan estas situaciones límites con la reflexión y la acción.
Para conseguir una visión clara de sus vidas, la investigación tiene que incluir todas las facetas de la vida cotidiana del pueblo. Al concluir esta fase inicial del estudio, los  investigadores, juntos con representantes del pueblo, deben reunirse para evaluar los resultados.

La segunda etapa de la investigación se enfoca en la conciencia real, que se refiere a los obstáculos percibidos por el pueblo que no le permiten ir más allá en cuanto a sus percepciones de posibles recursos en el mejoramiento de una situación y la conciencia máxima posible que  se refiere a las acciones posibles, pero no percibidas en la conciencia real del pueblo. De sus observaciones del pueblo en todos los aspectos de su vida, los investigadores preparan imágenes visuales (la codificación), para empezar el diálogo con el pueblo y descodificar las imágenes.

En la última etapa de la investigación, los investigadores escuchan las grabaciones hechas del pueblo descodificando las imágenes y estudiando sus comentarios. Después, se realiza una reunión donde las personas del pueblo están invitadas a introducir otros temas sobre los que les gustaría hablar, así mediante este sistema de la educación, los hombres se sienten participes de su pensar, de sus sugerencias y dan su propia visión del mundo.

En el último capítulo, Freire hace un resumen de las ideas propuestas en los capítulos anteriores y además añade la teoría de la antidialogicidad y la dialogicidad.
La teoría de la acción antidialógica tiene varias características: el propósito de conquista de los oprimidos, que garantiza el mantenimiento de la situación de opresor/oprimidos. Esta conquista se lleva a cabo mediante la mitificación del mundo ya que los hombres se ajustan a él sin la esperanza de transformarlo. Otra táctica es la de dividir para oprimir, Freire argumenta que esta división para mantener el orden existente es un objetivo fundamental de la teoría de la acción dominadora antidialógica. Otras características son la manipulación del pueblo y la invasión cultural.

En la segunda mitad del capítulo, Freire escribe sobre las tareas del liderazgo revolucionario. El camino hacia los oprimidos debe ser dialógico, con el líder buscando los verdaderos caminos por los cuales llegar a la comunión con la gente. Freire sugiere una colaboración entre el líder y el pueblo. Otra característica de la teoría dialógica es que la revolución social exige una organización, pero no en la forma vertical de los oprimidos, sino una organización de las masas populares y es fundamental que exista una síntesis cultural.


Iván Illich, La sociedad desescolarizada.


Iván Illich, es ya conocido como un autor importante en el campo de la crítica e investigación educativas. En La sociedad desescolarizada el autor toma como base de su crítica a la educación la siguiente premisa: para la mayoría de los seres humanos, el derecho a aprender se ve restringido por la obligación de asistir a la escuela. A partir de ella realiza todo un análisis del sistema escolar en el que postula la hipótesis de que la educación universal por escolarización no es una meta alcanzable. Su proposición se dirige hacia un cambio de los tradicionales embudos educacionales, es decir, nuevas formas de acceso a los recursos necesarios para el aprendizaje.

Capitulo I: ¿Por qué debemos privar de apoyo oficial a la escuela?
La institución escolar es un modelo del tipo de visión del mundo generada por todas las demás instituciones de la sociedad actual. La institucionalización de los valores, según Illich, conduce a tres dimensiones que forman parte de un proceso más amplio de degradación social y personal; la contaminación física, la polarización social y la impotencia psicológica. Así se llega a la conclusión de que no es solo la educación, sino la sociedad en su conjunto la que debe ser desescolarizada, la que debe rebelarse ante la autoridad institucional que define lo que es y lo que no es legítimo o deseable.

La escuela ha llegado a ser la religión del proletariado actual al hacer promesa incumplibles a los pobres de la era tecnológica. La escuela no libera porque en su afán de educar sujeta a los alumnos a medidas de control social.

Capítulo II: Fenomenología de la escuela.
El autor expone que básicamente son cuatro las funciones de los sistemas escolares modernos: custodia, selección, adoctrinamiento y aprendizaje. Estas funciones son desarrolladas dentro de la escuela a la que define como el proceso que especifica edad se relaciona con maestros y exige asistencia de tiempo completo a un curriculum obligatorio.

1) Edad: El sistema escolar y la niñez son fenómenos interrelacionados, lo mismo que la sabiduría institucional lanzada al mercado como una mercancía más.

2) Maestros-alumnos: Los niños son considerados como alumnos, por lo tanto su aprendizaje depende de un maestro. La escuela a su vez se sustenta en la afirmación de que el aprendizaje es resultado de la enseñanza cuando, en realidad, la mayor parte de lo que sabemos lo hemos aprendido precisamente fuera de la escuela.

3) Asistencia de tiempo completo: La obligación de asistir a clases sumerge a los niños en una especie de contexto sagrado (“educativo”), de tal modo que se los aparta del contacto con la realidad cotidiana. La escolarización constituye un curriculum oculto que inicia a los hombres en la sociedad de consumo.

Capítulo III: Ritualización del progreso.
En este capítulo Illich analiza las principales conexiones que existen entre el consumo escolar y el consumo social. Ahora, tanto para los estudiantes como para las naciones, el estudio es considerado como una inversión que promete múltiples ganancias económicas y un factor clave para su desarrollo.

El autor menciona una serie de mitos producidos por la escolarización social:

-El mito de los valores institucionalizados: La escuela enseña que la instrucción produce aprendizaje, al haber escuelas hay demanda de escolaridad.
-El mito de la medición de los valores: La escuela inculca valores institucionales sujetos a cuantificación; de ahí en adelante se concibe que en este mundo todo se puede medir, incluso el ser humano y su imaginación.
-El  mito de los valores envasados: Los valores que dicta la escuela se presentan con un adecuado embalaje y precio en el mercado del consumo social.
-El mito del progreso que se perpetúa a sí mismo: Illich descubre una lógica similar prevaleciente en los negocios, la guerra y la educación, la educación es escolarización, un proceso que tiende a perpetuarse a sí mismo y que se mide en términos de alumnos-hora.

La escuela es capaz de ser la Iglesia Universal de nuestra cultura dado que ninguna otra institución cumple mejor el papel de ocultar a sus participantes las discrepancias entre los principios sociales y la realidad social de nuestro mundo. La escuela contribuye a crear un nuevo tipo de alienación; enseña la necesidad de ser enseñado por instituciones, por ello, la desescolarización es fundamental para cualquier movimiento de liberación del hombre.

Capítulo IV: Espectro institucional.
El futuro de nuestra sociedad depende en parte importante de la elección de nuevas instituciones, el autor sitúa dicha elección entre dos alternativas básicas de instituciones tipo, ubicadas en los extremos de un espectro institucional. A la derecha del mismo sitúa las instituciones manipulativas cuyo ejemplo tipo es la escuela, estas instituciones crean adicción social psicológica hacia sus servicios. Al otro extremo del espectro nos encontramos con las instituciones conviviales, tales como las redes telefónica y postal, los parques, etc. aquellas cuyas normas se dirigen únicamente al control de abusos en su empleo. Illich afirma que un cambio social radical debe ser necesariamente precedido con un cambio de conciencia que se tiene de las instituciones, en un rejuvenecimiento del estilo institucional.

Capitulo V: Compatibilidades irracionales.
El autor critica la creencia de que la conducta adquirida bajo la vigilancia de un pedagogo es altamente valiosa tanto para el alumno como para la sociedad. El autor sostiene que una revolución educativa necesita apoyarse en nuevas orientaciones de la investigación, en una comprensión distinta del estilo educacional en vías de una contra-cultura naciente.

Capítulo VI: Tramas de aprendizaje.
En este capítulo se propone demostrar que lo contrario a la escuela es posible y que podemos ofrecer al alumno la oportunidad de establecer vínculos nuevos con el mundo en lugar de canalizar todos los programas envasados por medio del profesor.
Se concibe que el aprendizaje requiere acceso a la información y a la crítica; que la información puede obtenerse de cosas y personas; la crítica puede desarrollarse con compañeros o educadores, Las habilidades pueden ser accesibles mediante las lonjas o listas de habilidades que proporcionen datos sobre los interesados en enseñar la habilidad que poseen. Así, se plantea como alternativa a los embudos escolásticos, redes de comunicación que faciliten nuevas vías de acceso a la educación.

Capitulo VII: Nacimiento del hombre epimétrico.
Este último capítulo que a manera de epílogo engloba bajo una perspectiva de crítica humanista las objeciones de Illich a la escolarización social, es producto de las conversaciones del autor con Erich Fromm.
El hombre clásico empieza a construir un contexto civilizado para vivir, a moldear el medio ambiente a semejanza suya. El hombre contemporáneo además de intentar que este proceso sea completo, se ha llegado a dar cuenta de lo que puede hacer sólo a costa de rehacerse él mismo continuamente para adaptarse a su obra.
En términos de Illich:” Debemos enfrentarnos al hecho de que es el hombre mismo lo que esta en juego”.
La escuela como proceso planificado conforma al ser humano para aceptar un mundo planificado. La dependencia de las instituciones reemplaza la confianza en la buena voluntad personal. Al mismo tiempo, los productos institucionales contradicen sus metas.

¿Qué alternativas podemos considerar ante un mundo de institucionalización de valores y procesos planificados?
Según Illich si deseamos encontrar un nuevo equilibrio de nuestro medio ambiente global necesitamos desinstitucionalizar precisamente los valores que sustenta la sociedad de hoy.

Así pues, La sociedad desescolarizada resulta ser un libro de interés no solo para todos aquellos que inquietos por la crisis educativa buscan alternativas coherentes para el aprendizaje, sino, y esto es más importante, para todos los interesados en un cambio radical del hombre y la sociedad. “La escuela es la agencia de publicidad que le hace a uno creer que necesita la sociedad tal como está”.



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